MI VIDA QUERIDA

Tal vez por la edad, tal vez porque ella misma ha dicho de 'Mi vida querida' que bien puede tratarse de su último libro, Alice Munro parece que dedica estos relatos a reflexionar sobre el paso del tiempo, con personajes que echan la vista atrás desde la vejez o que buscan en su infancia las claves de aquel recuerdo que permanece enterrado en la memoria pero que de alguna forma les marcó para siempre. 

Para ello, Munro recurre a esa voz interior que habla desde la cotidianidad, con una mezcla de resignación y tristeza intrínseca que aquí, además, busca la reconciliación con el pasado. ?Decimos que algunas cosas no se pueden perdonar, o que no nos las podremos perdonar. 

Pero lo hacemos ? lo hacemos todo el tiempo?, escribe. Y ésa es la tónica de los personajes de estos relatos de Munro: seres con vidas corrientes, a veces inmersos en circunstancias excepcionales (como el de esa mujer que recuerda la muerte de su hermana), que buscan reconciliarse con su pasado: rara vez buscan respuestas, como si asumieran que nunca las tendrán, sólo buscan cerrar heridas y seguir adelante. 

Alice Munro recurre de nuevo a su Canadá natal para retratar a estos personajes con ese trazo impresionista en el que importa más la intrahistoria que el gran relato histórico: si habla de la guerra, por ejemplo, lo hace de forma circunstancial, para ubicar a los personajes, a veces, incluso, para proporcionarles coartadas (como en 'Dejando Maverley'), pero no le interesa cómo esos hechos cambian sus vidas, sino que prefiere irse a esos pequeños grandes acontecimientos que son los verdaderos protagonistas: el desamor, la muerte, la enfermedad... y, sobre todo, el aprender a vivir con la pérdida, una pérdida que planea sobre todos los relatos, incluso por esas memorias autobiográficas con las que cierra 'Mi vida querida' y que contienen muchas de las claves de la literatura de Munro.