La segunda muerte de la Revolución Mexicana es el recuento de nuestro pasado reciente. Lorenzo Meyer explora el derrumbe del mito que pretendió construir un país cimentado en la promesa de justicia social y el desarrollo industrial protegido por el Estado. Ambas promesas han sido rotas. El tiempo y el mundo imponen una política económica distinta, basada en el duro juego del libre mercado y en la impostergable necesidad de cambios estructurales.
El esquema de empresas estatales y sindicatos subordinados (piezas angulares del corporativismo) está acabado. Su permanencia, nos dice Lorenzo Meyer, es más cara que su desaparición; el reto estará, entonces, en lograr que el cambio implique el tránsito a una sociedad más democrática.
Lorenzo Meyer busca en cada rincón del derrumbe y en cada una de las premisas que fueron el corazón y buscaron dar sentido a la Revolución Mexicana: la democracia con Madero, la exigencia de justicia social en un país tremendamente desigual y la defensa de la independencia frente a Estados Unidos con Carranza y Cárdenas, en un momento en que la relación con el vecino del norte será cada vez más estrecha.
La pregunta sigue en el aire. La sustitución de nuestro sistema político no garantiza, por ella misma, su viabilidad en el futuro, para garantizarla se tendrá que disminuir el poder presidencial y construir un verdadero sistema de partidos, con elecciones creíbles y vigiladas.
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