Tras hacer un pacto con el diablo, Addie entrega su alma a cambio de la inmortalidad. Sin embargo, ningún trato faustiano está exento de consecuencias: el diablo le entregará la inmortalidad que tanto desea, pero le quitará algo que ella anhelará durante toda su existencia: la posibilidad de ser recordada.
Addie abandona su pequeño pueblo natal en la Francia del siglo xviii y comienza un viaje que la lleva por todo el mundo, mientras aprende a vivir una vida en la que nadie la recuerda y todo lo que posee acaba perdido o roto. Durante trescientos años, Addie LaRue no será más que la musa de numerosos artistas a lo largo de la historia, y tendrá que aprender a enamorarse de nuevo cada día, y a ser olvidada a la mañana siguiente.
Su único compañero en este viaje es su oscuro demonio de hipnóticos ojos verdes, quien la visita cada año en el día del aniversario de su trato. Completamente sola, a Addie no le queda más remedio que enfrentarse a él, comprenderlo y, tal vez, ganarle la partida.
Pero un día, en una librería de segunda mano de Manhattan, Addie conoce a alguien que pone su mundo del revés… Por primera vez, alguien la recuerda.
¿Será este el punto final de la vida de Addie LaRue? ¿O tan solo serán puntos suspensivos?
Schwab nos presenta a una protagonista atormentada por un pacto que hizo con el diablo hace 300 años. A cambio de obtener su libertad y evitar caer en un matrimonio concertado, Addie le vendió su alma. Lo que no sabía en ese momento es que ser totalmente libre implica que cada persona que la conoce se olvida de ella en cuanto abandonan su presencia. Un día, sin embargo, conocerá a un chico que dirá las palabras que más desea escuchar: «Me acuerdo de ti».
La novela, que empieza in medias res, va alternando entre distintas líneas temporales. Por un lado tenemos a la Addie de 2014, tras 300 años de vida y que no sabe que está a punto de conocer a Henry, la única persona que no la olvida. Por otro lado, el toque histórico se muestra a través de flashbacks que nos enseñan lo que llevó a Addie a acceder al trato con el diablo y cómo ha ido adaptándose a su peculiar vida a lo largo de los siglos. En mi opinión, esa cronología no lineal ha sido una decisión acertada por parte de la autora y toda una sorpresa para mí, ya que pensaba que solo tendríamos uno o dos flashbacks al momento en el que vendió su alma. De esta manera, sin embargo, el desarrollo de la protagonista es mucho más profundo porque tenemos la oportunidad de comparar constantemente su evolución al comienzo de su vida y 300 años después. Descubriremos qué cosas ha aprendido y qué cosas todavía le cuesta asumir.
Otro elemento que me ha sorprendido gratamente ha sido la presencia de un segundo punto de vista. Si bien me hubiera gustado que este personaje hubiera tenido unos cuantos capítulos más desde su perspectiva para conocerle mejor, ver a Addie desde otros ojos ha sido muy refrescante. No entraré en más detalles sobre este personaje para evitar spoilers, pero me ha dejado con ganas de más.
El villano es malo porque es su naturaleza como diablo o dios de la oscuridad. Pero también tenemos la oportunidad de ver cómo su perspectiva va evolucionando a lo largo de los siglos sin perder su esencia.
El final es inesperado, así que, espero disfrutes su lectura....
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