En la ciudad de Maguncia, en una fría noche de 1330, una comadrona se dirige a la casa del comerciante judío Benjamin Speyer. El llanto de una joven que está dando a luz en plena calle interrumpe su camino.
Pese a todos sus esfuerzos, la madre de la pequeña muere, y los Speyer ponen a la niña al cuidado de una de las familias cristianas que sirven en su casa. Lucia crece entre la miseria de su familia de acogida y el sofisticado mundo de los Speyer, en el que la niñera árabe Al Shifa la hará depositaria de sus conocimientos sobre medicina.
Cuando la sombra de la peste se cierne sobre gran parte del país, Lucia deberá emplear todos sus esfuerzos por salvar a los suyos y detener la fatal epidemia.
El libro me atrapó desde el principio, me gustan los personajes luchadores como Lucia, la protagonista, una mujer fuerte e inteligente que crece entre tres culturas: la árabe, la judía y la cristiana. La convivencia entre estas tres culturas, sus diferentes puntos de vista sobre el origen y tratamientos médicos ante la epidemia de la peste, y en general la ambientación de Maguncia, sus costumbres, descripción de los tejidos y objetos de la época, la alimentación y sobre todo el vino que está presente para todo, me ha parecido muy interesante y es la parte que más me ha gustado.
Quizás, la última parte del libro, su vida en el castillo de Landshut, podría decir que me ha gustado menos, aun así no consiguió que perdiera el interés y me ha mantenido enganchada hasta el final.
La recomiendo, me resulta interesante y amena