Annick Cojean, reportera de ‘Le Monde’, nos descubre una terrible y desconocida historia del dictador Libio; su investigación para conocer el papel de las mujeres durante la rebelión que derrocó a Gadafi sacó a la luz toda la suciedad y degradación que escondía el régimen.
¿Cómo era posible que en un país en el que parecía que las mujeres habían conseguido “algo” ellas no hubiesen sido protagonistas en esa primavera Llibia?
Espero sinceramente que todos los Jefes de Estado que estrecharon las manos de Gadafi, y personajes relevantes que aceptaron su dinero, lean este libro y sufran estas historias tan terribles y dolorosas.
Cuando uno cree que las cosas son malas, siempre pueden ser peor, no hay literatura más horrible que la que nos golpea, como esta, en la triste realidad que sufrió el pueblo Libio y en particular las mujeres de este país, y más concretamente las historias de Soraya y otros miles de jóvenes, mujeres en su mayoría, pero también algunos chicos, que como a ella, ni tan siquiera “la caída del régimen abominable de Gadafi ha podido resarcirles de tanto dolor”.
Al hablar de las ‘Las cautivas’ no crean ustedes que hablamos de esos harenes espectaculares y hermosos que aparecen en algunas películas o libros, esos lugares en los que reina la paz, la música, la poesía…
Cuando Soraya se sincera y empieza ha hablar con la periodista, y nos narra su historia en primera persona, y las de otras jóvenes recluidas durante años en los sótanos de Bab al Azizia, cuartel general y residencia principal de Gadafi, a uno se le encoge el corazón, y regresas a las hemerotecas a mirar fotos de algunos Jefes de Estado y Primeros Ministros que departían alegremente con él o pasaban revista, tan divertidos, a sus tropas femeninas llamadas “Amazonas”, o miraban con ojos golosones a esas chicas de entre quince y dieciocho años a las que Gadafi, a pesar de ser sus prisioneras, exponía ante el mundo entero, niñas a las que maltrataba y utilizaba como juguetes sexuales, que incluso llevaban un carné que las acreditaba como hijas de Gadafi, pudiendo así llevarlas a otros países a los que el viajaba en visita oficial.
Las Cautivas. El harén oculto de Gadafi, un libro duro, muy duro.
Un libro en el que se cuenta cómo el dictador secuestraba niñas casi diariamente, hay que tener en cuenta que Muamar Gadafi, asiduo a la viagra, necesitaba tres o cuatro jóvenes diarias, y es por ello que le gustaba frecuentar colegios en los que demostraba la cercanía al pueblo y su aprecio por la liberación de las niñas. En esas visitas a colegios se acercaba a una adolescente, le posaba la mano sobre la cabeza y le acariciaba el pelo con delicadeza, hoy sabemos que esa era la forma de seleccionar a las niñas que unas horas después, serían invitadas a visitarle, pasando desde ese momento a ser violada y sometida a salvajes vejaciones. Ese toque de cabellos era el llamado “toque mágico”.
Todo en ese estado giraba en torno a la corrupción y a la degeneración, y el ejercito, las familias y en general el pueblo, como siempre pasa, miraba para otro lado, por miedo, claro, siempre el miedo y la resignación como escusa.
Nos cuentan en el libro que Gadafi gobernaba por medio del sexo, “obsesionado por la idea de poseer algún día a las esposas y las hijas de los ricos y los poderosos, de sus ministros y generales, de los jefes de Estado y los soberanos”. Muchos nombres de hijas de buenas familias y esposas de mandatarios de otros países aparecen en el libro, y dinero, mucho dinero que entregaba a muchas de estas mujeres extranjeras que pasaban por su residencia oficial de Trípoli.
Se que esto que cuento puede hacer que piensen que no es un libro para ustedes, que total ya conoces la historia de Gadafi, pero este es un libro que hay que leer, porque ellas, esas niñas y niños, los que lograron sobrevivir, hoy ya mujeres y hombres, y se han jugado su vida para que esto se conozca.
Soraya. Merece la pena conocer a su familia y saber como se actúa ante el miedo y el qué dirán. Libya, que permaneció 30 años junto al dictador y hoy nos habla de una vida desperdiciada. Jadiya nos cuenta que su destino había descarrilado el día que conoció a Gadafi y que su muerte no le ofrecía ninguna esperanza de redención. Ella nos cuenta como fue utilizada como arma de guerra. Y Leila, que se quejaba amargamente de que todos sabían pero nadie hablaba, y de que eran mandadas a abortar a Malta, y Huda que encontró a alguien que quería ayudarla y al que ella le preguntó ¿Usted quiere morir?. Y de la Esposa de un general de Gadafi que no quiere decir su nombre, y que calló cuando Gadafi la violó repetidamente y que después tuvo que ver como su historia se repetía con su hija…
Hay que tener en cuenta que hablamos de una sociedad en la que estas chicas pasaron de ser las elegidas a ser la vergüenza y la deshonra de sus familias, y que en la mayor parte de los casos éstas hubiesen preferido que las matasen como les ocurriera a tantas otras.
Hay que leer este libro porque hablar hoy sigue siendo un riesgo para sus vidas.
Y ellas han hablado.
Y nosotros tenemos la obligación de conocer hoy lo que otros debieron conocer en su momento.