Ana Arén será la inspectora encargada de la investigación de este secuestro y, desafortunadamente, también fue la encargada de llevar a cabo la investigación de la desaparición del otro niño. Ana tendrá que llevar a cabo las pesquisas además de luchar contra los medios de información, encarnados en la figura de su amiga Inés Grau, periodista de sucesos que escribió una novela con un gran éxito y que ahora está en el dique seco soportando las presiones de su editor y sus hojas en blanco. Estos serán los principales personajes de la novela pero hay otros muchos secundarios que le dan forma a toda la narración como los compañeros de Ana o la vecina octogenaria de la detective.
La novela narra no sólo la historia de los secuestros de niños, Carme Chaparro va más allá y ahonda en lo que lleva a un caso abierto a ser mediático y cómo la policía se siente aún más presionada por los medios. También nos muestra como el dolor de las personas se puede convertir en auténtica carnaza generadora de morbo y como nuestra sociedad bebe de estas noticias con auténtica necesidad.
No soy un monstruo es una novela dura y fascinante. Atrapa al lector desde la primera página, quizás sea el morbo de ahondar más en los hechos o quizás sea la propia narración, pero la novela engancha. Narrada en capítulos cortos y a dos voces logra encoger el alma del lector y, más aún, cuando puede sentir en sus carnes el miedo a perder a un ser tan querido como un hijo. A mí, personalmente, la novela me ha tenido con el alma encogida.