En este libro evocador que ha ilustrado con sus propias fotografías, a la manera de una viajera del siglo XIX, nos descubre sus rincones favoritos, las fuentes escondidas en recónditas plazas, los secretos mejor guardados en las iglesias y los palacios romanos, las ruinas y cementerios más románticos…, sin olvidar dónde comer los helados más deliciosos o los cafés en los que hacer un alto en el camino.
«Nunca me cansaré de hablar de la belleza de Roma, donde lo más sencillo puede llegar a convertirse en sublime. En Roma lo grandioso y lo humilde se dan la mano y conviven en perfecta armonía. Mirándola y sintiéndola, lo efímero, lo fugaz, lo pasajero… carece de sentido. Roma es una puerta abierta a la trascendencia».
0 comentarios:
Publicar un comentario