Cuando el delfín, Francisco de Valois, es asesinado, la posición de Catalina de Médici en la corte se complica: es la principal sospechosa del magnicidio. Francisco I, rey de Francia, es el único que cree en su inocencia.
Sin embargo, Catalina se siente débil, y no solo porque su marido, Enrique II, prefiere a su amante, la temible Diana de Poitiers, sino porque no consigue tener descendencia.
Convencida de que es víctima de una maldición, busca la ayuda de Nostradamus. Él es el único que podrá ayudarla a ser madre.
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