Imagina que existiera un libro en el que Holden Caufield fuera alcohólico y Lolita, ayudante
de fotografía. Que se conocieran en una ciudad espectacular, pongamos que en la Gran Manzana. Él queda cegado de amor. Ella, de ambición. Diario de un ladrón de oxígeno es una novela a tumba abierta que te hará reír y te partirá el corazón. Pero sobre todo es un recuento minucioso de las cosas que nos hacemos unos a otros y de las que permitimos que nos hagan.
Tras ser varios años un secreto a voces entre la gente conectada de Nueva York, en forma de volumen autoeditado y vendido bajo mano en las esquinas del Soho y Williamsburg, el Diario de un ladrón de oxígeno explotó en 2016 y empezó su particular guerra mundial.
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