Librepensadora, anarquista y feminista.
Belén de Sárraga Hernández (Valladolid, 1874 - México, 1951), fue una mujer de cultura excepcional, valiente y generosa, luchadora contra la desigual repartición de la riqueza, y la doble moral y contra quienes tenían el poder y lo utilizaban para sojuzgar a los seres más humildes. Fue admirada y aclamada por la profundidad de sus ideas y dejó su impronta en la conciencia de las mujeres, los estudiantes y los obreros. Vivió la mayor parte de su vida en América Latina
El autor de este texto, revisa el desarrollo del anticlericalismo durante la segunda mitad del siglo XIX, y la gradual imposición en el XX del liberalismo laico, y en paralelo el camino del movimiento popular centrado en el cooperativismo y el socorro mutuo.
Con este contexto, el escrito analiza el pensamiento de Belén de Sárraga, de la que ofrece una selección de textos.
El activismo de Belén de Sárraga se inició oficialmente en España en 1895, al fundar en Valencia la Federación de Grupos Femeninos. Un año después, en Barcelona, impulsó la Asociación de Mujeres Librepensadoras, organización que fue prohibida por el gobernador y que fue la causa de su primera detención. Desde entonces, la periodista participó en múltiples campañas y manifestaciones contra la monarquía y a favor de la independencia cubana.
Fundadora también del semanario “Conciencia libre”, que fue censurado en múltiples ocasiones, en 1907, de Sárraga decidió autoexiliarse a Uruguay debido a la fuerte persecución política que sufría en España, y allí instaló su centro de operaciones que luego la llevó a recorrer otros países del continente.
A Chile llegó en 1913, invitada por el Partido Radical, pero muy rápidamente encontró afinidad política con Luis Emilio Recabarren, en ese entonces presidente del Partido Obrero Socialista, y con su esposa Teresa Flores, en quien encontraría a una aliada. Así, de Sárraga arribó a la pampa y dio una serie de conferencias en Antofagasta, Iquique y Pisagua, dejando una imborrable huella en el movimiento de mujeres obreras que allí se levantaba.
“En todos los lugares sucede lo mismo: la conmoción y el choque con las comunidades más conservadoras por las ideas libertarias de ella. No solo provoca revuelo, sino también actos concretos, sufre de boicot en sus conferencias. Los conservadores pagan para que se les cierren los teatros donde va a hablar y siempre hay peleas fuera del lugar”, narra la investigadora quien tuvo acceso a las transcripciones de sus conferencias, recortes de prensa y otros documentos.
La elocuencia del discurso de Belén de Sárraga motivó a las mujeres obreras del norte a abrir los primeros centros con su nombre, los que llevaban como apellido palabras como “anticlerical”, “anarquistas” y de “librepensadoras”.
En los centros, las mujeres encontraron un lugar para reunirse, instruirse y establecer redes de apoyo en la lucha obrera. Allí, entre pedagogía y veladas culturales de teatro, poesía y declamación, se promovía el laicismo y la emancipación de la mujer, al mismo tiempo que se denunciaba el abuso laboral en las pulperías.
“Son ellas las que organizan los primeros mítines políticos en conmemoración a la matanza en Santa María de Iquique y forman las primeras escuelas nocturnas para mujeres obreras.
Realizó giras de propaganda y prolongadas estancias en Iberoamérica. Fue activista anticlerical durante la Revolución mexicana en los años 20, en la que realizó conferencias por todo el país auspiciadas por los gobiernos revolucionarios junto a Atala Apodaca. Participó activamente en la política de la Segunda República Española. Se exilió en México.
En Málaga fue arrestada y condenada a dos meses y un día de arresto mayor en 1904, por pronunciar un discurso contra el general Camilo García de Polavieja a las puertas del hotel donde se hospedaba, censurando al general por el fusilamiento del poeta y héroe de la independencia de Filipinas José Riza