La pequeña Livia Drusila es testigo de una conjura que cambiará el rumbo de la historia. En su propia casa, su propio padre, planea con otros hombres, terminar con la vida de César. Un hecho clave en la historia de Roma, una historia de la que ella misma aún no sabe que formará parte.
Yo, Livia es una preciosa novela histórica que recupera la biografía de una de las mujeres más vituperada de la historia de Roma. Livia Drusila (58 a.C. – 29 d.C.), fue esposa y madre de emperadores y venerada como diosa por orden de su nieto Claudio. Livia era hija del senador Marco Livio Druso Claudiano, uno de los hombres que planeó el asesinato de Julio César y que acabó suicidándose durante el reinado de Octavio Augusto. Marco Livio casó a su hija Livia con Tiberio Nerón con quien tendría dos hijos, uno de ellos el futuro emperador Tiberio.
La vida de Livia Drusila transcurrió en un tiempo convulso en una Roma que sufrió varias guerras civiles. Desde la muerte de Julio César hasta la gloria de César Augusto pasando por la caída de Marco Antonio y su amante Cleopatra. Una época analizada y explicada por muchos historiadores y recreada en muchas novelas. Pero casi siempre desde una perspectiva masculina. En Yo, Livia, es ella, una mujer, la que nos da una visión distinta de los hechos. Un enfoque sensiblemente distinto. Livia Drusila nos habla en primera persona, nos susurra sus recuerdos, nos abre su corazón y nos presenta a una mujer de carne y hueso, algo más que las estatuas imponentes y frías que se erigieron en su honor.
Y como mujer que fue, nos da su visión más personal de la situación de ellas, de las mujeres, en un imperio gobernado por hombres.
Me gustaría saber cuántas mujeres, desde tiempos inmemoriales, habrán pensado que si nosotras gobernásemos el mundo sería mejor de lo que es. Seguro que toda mujer, en un momento u otro, lo ha pensado. Por supuesto, yo también lo pensé. Estaba convencida de que las mujeres, sin duda alguna, teníamos menos sed de sangre que los hombres.
La propia Livia inició varias reformas sociales, intentó mejorar la situación jurídica de las mujeres y de los más desfavorecidos. Una imagen de ella muy distinta de la que durante siglos se tuvo de una mujer considerada como un ser ambicioso hasta tal punto que envenenó a todo el que se puso en su camino hacia el poder. Como nos cuenta la propia autora en su nota final, Livia tiene mala fama. Incluso en la actualidad, los rumores persiguen a las mujeres que no se adaptan a los moldes de lo convencional, y desde luego eso era lo que sucedía también en la antigua Roma.
Yo, Livia es un viaje apasionante a la Roma del primer siglo de nuestra era. Un viaje en el que nos acompaña una mujer de gran personalidad que sufrió como madre, soñó como mujer y luchó como matrona por alcanzar una dignidad reservada a los hombres.
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