Los tiempos de tormenta requieren coraje, decisión y una profunda creencia en el amor.
Suenan campanas de boda en la mansión de los Von Dranitz. Franziska y Walter finalmente se han reencontrado. Podría ser el comienzo de una nueva época feliz, pero todo se ve empañado por el conflicto entre las familias.
¿Puede cambiarse el destino o siempre estarán a merced de las crueles circunstancias que los separaron durante la guerra? Nunca pudieron deshacerse de sus recuerdos y, de repente, el futuro ya no parece tan claro...
Franziska se ha reencontrado por fin con el que fue el amor de su vida, Walter, al que creyó muerto durante la guerra. A los setenta años, la vida les da una segunda oportunidad.
Mientras tanto, Franziska sigue con sus planes de devolver la mansión que la vio crecer a sus años de esplendor. Jenny, su nieta, que ha convertido el sueño de su abuela en su propio sueño; tendrá que compaginar la crianza de su hija Julia con las obras de la mansión.
Los vecinos del pueblo tienen sus propios planes con respecto a la mansión, cuyos alrededores no pertenecen a Franziska y han sido vendidos para otros fines.
¿Conseguirán todos sus objetivos sin chocar unos con otros? ¿Podrán trabajar codo con codo, en lugar de convertir la reconstrucción de la mansión en una batalla?
La mansión. Tiempos de tormenta es una novela de 522 páginas dividida en múltiples capítulos de longitud corta-media y sin numerar, que llevan por título el nombre del personaje que narrará ese episodio (Franziska, Mine, Jenni, Ulli o Sonja).
De nuevo ambientada en Alemania, a diferencia de cómo ocurría con la primera entrega, que estaba contada a dos tiempos (1940 y 1990), en esta segunda parte solo contaremos con una línea temporal en 1992, poco después de los sucesos finales de La mansión. Tiempos gloriosos. A pesar de que se narran algunos fragmentos del pasado, en la novela la acción se sucede de forma cronológica.
En el primer libro algo que disfruté muchísimo fue que se entremezclaban las tramas del pasado y del presente. Al carecer de estos saltos temporales, La mansión. Tiempos de tormenta tiene el ritmo más lento, haciendo que la lectura sea más densa que en la primera entrega. En esta novela no hay ningún pico de acción, ni ningún giro argumental que lleve al lector a engancharse al 100% a la lectura.
En cuanto a la pluma de la autora, ya no se excede tanto en descripciones como pasaba en la anterior entrega, pero se entretiene en tramas que no conducen a ninguna parte. Anne Jacobs describe excesivamente el proceso de construcción de la mansión. Aunque este sea el eje principal de la novela, me ha faltado que pasara esto de forma más superficial, pues no genera interés alguno.
De la trama, me ha encantado que habla sobre las segundas oportunidades y de que nunca es tarde para el amor. Se suele creer que, pasados cierta edad, ya se ha vivido todo lo que se tiene que vivir y ya no hay lugar para nuevas experiencias ni nuevas relaciones. En La mansión. Tiempos de tormenta se hace mucho hincapié en negar esto. Además, también habla del perdón y de la necesidad de cerrar viejas heridas y seguir avanzando.
Era de locos empezar una nueva vida a los setenta y tantos años. No se pueden trasplantar viejos árboles. Las raíces ya no se agarraban y la más mínima ráfaga de viento lo tumbaba. Walter no era de la misma opinión. Aquel nuevo tramo de su vida significaba cerrar un círculo. Cumplía una promesa hecha mucho tiempo atrás. Tarde, pero aún a tiempo.
También me ha gustado cómo se profundiza más en los personajes secundarios y se puede apreciar cómo los lazos entre ellos se van formando. Ya en el primer libro se vislumbraba que se convertirían en una familia, y en esta segunda entrega se corrobora.
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