El Operativo Conjunto Chihuahua dio inicio con la llegada a esa frontera, por aire y por tierra, de más de dos mil soldados. De pie, mirando al cielo, no entendí que estaba asistiendo al preámbulo de lo que sería la pesadilla juarense.
Había caído la primera ficha del dominó, y las demás comenzarían a trazar el siniestro laberinto de la llamada guerra contra el narco. Ciudad Juárez fue tomada por militares y agentes que ostentaban, por las avenidas del bordo fronterizo, armas y uniformes cual desfile de carnaval.
Nunca nos sentimos protegidos; muy al contrario, la sensación fue la de vivir en una ciudad tomada, sitiada entre las balaceras y, luego, la nueva criminalidad, que, coincidentemente, pululó al llegar las fuerzas armadas.
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