La correspondencia privada entre Napoleón Bonaparte y su primera esposa, Josefina de Beauharnais, fue ingente. Durante los trece años que duró su matrimonio, de 1796 a 1809, y los cinco más que Josefina vivió, fueron muchas las cartas que se escribieron el uno al otro, especialmente las que Napoleón envió a la que llegó a ser emperatriz de los franceses: Josefina era más perezosa y despreocupada a la hora de dar noticias, mientras él, primero como general y más tarde como emperador, permanecía meses ausente de Malmaison a causa sus viajes, la guerra y sus campañas por toda Europa.
La mayor parte de esa correspondencia, sin embargo, se ha perdido. Puede que fuera destruida, que permanezca en manos de coleccionistas que no desean hacerla pública o que esté olvidada en el fondo de ciertos arcones o despistada en los archivos, acumulando polvo. Se han conservado doscientas sesenta y cinco cartas de Bonaparte a Josefina, y apenas cinco cartas de las enviadas por Josefina a Bonaparte, en una colección en la que sin duda faltan muchas.
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