La radiografía de un país hecha por uno de sus más conocidos autores.
En el primer volumen de la Tragicomedia mexicana, que comprende de 1940 a 1970, tenemos los grandes acontecimientos políticos, los modos del “tapadismo” y del fraude electoral, las leyes no escritas del sistema, los laberintos obreros y agrarios, el fortalecimiento de los empresarios, la industrialización, el desarrollo estabilizador, la penetración paulatina e invencible de Estados Unidos en casi todos los ámbitos del país, la eterna carestía, las protestas populares y la correspondiente represión, las estrellas de cine, los espectáculos y el deporte, el surgimiento y el predominio aplastante de la televisión, las grandes celebridades, la vida social, el mambo, el chachachá y el rocanrol, los rebeldes sin causa, las minifaldas, los jipis, las mafias culturales, la vida intelectual, el movimiento estudiantil y el fin del sueño del “milagro mexicano”.
En el segundo volumen de la Tragicomedia mexicana, que comprende de 1970 a 1982, tenemos el «superpresidencialismo tercermundista» y sus respuestas al 68, la guerra entre la iniciativa privada y el presidente Echeverría, la crisis económica y el Fondo Monetario Internacional, los providenciales yacimientos de petróleo, la «abundancia» y el derroche, la reforma política de López Portillo, el avance incontenible de la contaminación, la corrupción, la aplastante influencia de Estados Unidos, la deuda «eterna», las devaluaciones y la nacionalización de la banca, la revolución y la «contrarrevolución cultural», las nuevas mafias literarias, el nuevo periodismo, la nueva dramaturgia, el nuevo cine, el feminismo, las luchas de los grupos gay, Avándaro, los chavos banda, el nacimiento del rock mexicano y el inicio de la década perdida.
En el tercer volumen de la Tragicomedia mexicana, que comprende de 1982 a 1994, tenemos los años de la crisis, los «nuevos pobres», la globalización y las privatizaciones, la «renovación moral», los tecnos y los dinos, la renegociación de la deuda externa, la privatización de la banca, el fortalecimiento del narcotráfico, el terror del sida, la explosión de San Juanico y el terremoto de 1985, la «caída» del sistema en 1988, la familia Salinas, los negocios del hermano incómodo el dinero de Pronasol, los nuevos megamillonarios, los cambios en el campo, la relación con la Iglesia católica y el Tratado de Libre Comercio, el dedazo «prematuro», la rebelión zapatista, Marcos Superstar, la «candidatura alterna», el asesinato de Luis Donaldo Colosio, la muerte de Ruiz Massieu y otra, más devastadora aún,crisis económica. Qué bonito acabamos, igual que empezamos.
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