Al morir el duque de Windsor en 1972, su viuda Wallis, por entonces con setenta y seis años, se apartó de la vida pública y se recluyó en el palacete del Bois de Boulogne que les había cedido el Gobierno francés. En 1980 The Sunday Times aceptó la propuesta de lord Snowdon de hacerle una nueva fotografía. Caroline Blackwood sería la encargada de escribir el texto para acompañarla.
Nadie, sin embargo, había valorado lo suficiente que la duquesa se hallaba bajo la tutela legal de una abogada de ochenta y cuatro años llamada Suzanne Blum, que la protegía hasta unos límites exasperantes. Conocida por extorsionar y torturar psicológicamente a quien osara acercarse a ella, era realmente lo que el dragón para la Bella Durmiente. Hubo que esperar quince años –hasta la muerte de la letrada– para poder contar lo sucedido.
Últimas noticias de la duquesa (1995) no es solo la crónica de un duelo titánico complicado por toda clase de ardides, absurdos y mentiras sino una reconstrucción sangrante de la vida de la pareja que fue uno de los iconos románticos del siglo XX. Entre chismes y exabruptos escandalosos, asoma un gran estudio sobre la vejez y la decadencia, los delirios de grandeza y el carácter de prisioneras de buena parte de las mujeres. El libro es, por otra parte, un texto idóneo para periodistas, en su condición de making of de un reportaje imposible.
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