Alexéi Tolstoi es autor de poesías satíricas, dramas, novelas históricas y relatos. Murió a los cincuenta y ocho años, casi arruinado y después de haberse excedido en el consumo de morfina.
La presente antología incluye seis piezas, alguna de ellas inédita en español. No todos los textos de esta selección son de índole fantástica; así, Dos días en las estepas de los kirguises es un magnífico relato de aventuras cinegéticas ambientado el las fronteras del imperio ruso, en los inmensos espacios abiertos de Kirguistán.
Artemi Simiónovich Bervenkovsky pertenece a esa tradición tan rusa de la sátira imaginativa, aderezada con una buena trama de suspense. El resto de las historias sí tocan de lleno lo fantástico: en Amena (publicada en 1846) tenemos una extraña historia situada en el Roma antigua, historia de una apostasía de un cristiano incitado por una despiadada deidad pagana. Reunidos después de trescientos años es un inquietante cuento a modo de leyenda medieval, donde un castillo y sus moradores parecen haberse congelado en el tiempo. Aquí la insinuación de vampirismo es sutil y eficaz. Pero el plato fuerte de esta edición son los dos relatos que más claramente que tienen al vampirismo como protagonista absoluto: Una familia de vampiros y El vampiro.
Una familia de vampiros (también traducido como La familia del vurdalak) se escribió en francés alrededor de 1839, cuando Alexéi leía con pasión novelas góticas inglesas. Sin embargo, no fue publicado en Rusia hasta 1884, debido al recelo que causaba en los periódicos rusos un tema tan ajeno y sospechosos para el mundo literario oficial.
Inspirado en el Tratado sobre los vampiros del monje benedictino francés Agustín Calmet y en las supersticiones populares de su país, este cuento es la variante más lejana y primitiva del vampiro literario del siglo XIX. La narración comienza en Viena, en 1815. Los invitados de una fiesta narran historias de terror. Un noble francés, el marqués d´Urfé, describe un encuentro con vampiros que tuvo lugar en su juventud durante una misión diplomática en Serbia. Lejos de la visión romántica de la época, este bestial vampiro, surgido de las supersticiones ancestrales del que emana el más puro terror primitivo, es una de las historias más impresionantes que se han escrito sobre el vampirismo.
El desconocido se volvió, apartándose de la chimenea y, mirando a Ruñevsky con fijeza, contestó:
—¡No, no estoy buscando a nadie; sólo me asombra el hecho de que en este baile haya «upiris»!
—¿«Upiris»? —repitió Ruñevsky —. ¿Qué es eso, vampiros? (El vampiro)
***
Era una cálida noche de verano. Estábamos en el jardín de la abuela, algunos en torno a la mesa , a la luz de la lámpara; otros, en los escalones de la terraza. De vez en cuando la leve brisa nos abanicaba con aromas florales, o murmuraba el estribillo de una canción que llegaba de la aldea. Pronto reinó el silencio, interrumpido sólo por las polillas que revoloteaban alrededor de las lámparas. (Reunidos después de trescientos años)
El vampiro fue publicado en San Petersburgo en 1841 bajo el pseudónimo de Krasnorogsky. La novela fue mal recibida por los críticos, lo que disuadió a Tolstoi de publicar otras obras sobre vampiros que había escrito en ese momento. Hay que señalar que los escritos de Tolstoi sobre el tema de los vampiros fueron influidos, al menos en parte, por The Vampyre de John William Polidori, que había sido publicado en ruso en Moscú en 1828. El vampiro es una compleja nouvelle del más puro estilo gótico. La acción se sitúa en Rusia e Italia y está plagada de visiones inquietantes y terroríficas, entremezcladas con las leyendas de los upiris o vampiros rusos. No es tan impactante como Una familia de vampiros pero es una lectura deliciosa.
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