Dejábamos a Lanzarote custodiando las reliquias de la diosa en algún lugar desconocido, pero lo que no sabíamos es que las había perdido. Morgana consiguió, con las artes oscuras que ella suele utilizar, que Lanzarote durmiera el tiempo suficiente para robarle las reliquias y que la joven Elaine, hija del rey Pelle, pudiera tener un encuentro “amoroso” con él.
De esta relación nacería un niño, Galahad, que ya antes de su nacimiento estaba predestinado para ser el caballero más extraordinario del mundo, hijo del mejor caballero.
En Camelot, Arturo intenta designar a su hijo Mordred como heredero del trono, el hijo que tuvo con Morgana, fruto del amor incestuoso que la bruja/hada sentía por Arturo.
En un principio Arturo rechaza ese hijo, incluso quiere matarle, pues es producto de la sucia artimaña de Morgana, pero finalmente, en su deseo de tener un hijo y heredero le acepta a su lado cuando es un joven adolescente, sin advertir que es un joven malvado y ansioso de venganza.
Antes de nombrarle como sucesor suyo, pretende que se siente en la silla de la Tabla Redonda conocida como Asiento Peligroso o Sitial Azaroso, una silla dominada por un hechizo mágico de Merlín que sólo permitirá sentarse sobre ella a aquel que esté destinado a enfrentarse a numerosos peligros y que los superará todos, a aquel que será el mejor caballero del mundo y que cuando llegue la Tabla estará completa.
El Asiento Peligroso rechaza de manera humillante a Mordred y Galahad, hijo de Lanzarote, será finalmente el elegido. Esto genera en Mordred una ira y una sed de venganza sin límite.
No obstante Galahad no se quedará mucho tiempo en la corte. El siente que su destino es encontrar El Santo Grial y se lanza en una loca búsqueda viajando hacia Tierra Santa.
La Iglesia Católica necesita ese Grial para terminar de implantar su dominio religioso en la Isla de Bretaña y han gritado a los vientos que una de las reliquias de la Diosa, la copa de la amistad, de tamaño suficiente para dar de beber a los Grandes en su salón, es realmente el Santo Grial de su dios. La Tabla Redonda, ante tamaña injuria a su Diosa, la Madre, se parte en dos y nunca podrá ser reparada.
Están claros los sentimientos de la escritora por la intrusión de la Iglesia Católica en la Gran Bretaña. Quedan patentes en frases como esta, puesta en boca de la Señora, la gran sacerdotisa de la Diosa:
Allí donde nosotras vemos fe y amor, ellos ven a un único Dios. En sus escrituras, El mismo se describe como un Dios celoso y se jacta de que no admitirá a otros dioses ante él. En su Libro Sagrado, enseña a sus seguidores los méritos de la cólera y la destrucción.
Ginebra y su caballero vuelven a encontrase y su amor sigue tan fuerte e indestructible como siempre y Lanzarote, arrebatador, más aún si cabe.
Pero Ginebra es un estorbo para muchas personas. No sólo los representantes de Roma, también algunos caballeros, no demasiado leales, quieren quitársela de encima.
Una encerrona que preparan a los amantes hace que su relación salga a la luz. La lealtad de Lanzarote será seriamente cuestionada y Ginebra deberá enfrentar la sombra de una traición. La fe y el amor de Arturo en Ginebra se tambalea.
La sangre de una reina no debe derramarse pero en la hoguera no corre la sangre. Ese va a ser el camino elegido por la curia romana para acabar con ella.
En la misma línea de los libros precedentes, Galahad nos trae otra vez la leyenda de Camelot, los amores de Ginebra y las aventuras de los caballeros. Menos momentos románticos, pero nuevos y más intensos. Un nuevo elemento, la búsqueda del Grial, que supongo que pretende dar un nuevo ímpetu a la historia, pero que a mí me resultó un poco lento y aburrido, sin cohesión, como una suma de ingredientes aislados.
Nada que objetar al estilo narrativo que sigue siendo impecable, con un lenguaje sencillo, elegante y directo, con personajes interesantes y muy bien construidos, pero no debemos olvidar que esta historia se sostiene casi por sí sola.